¿Se generalizará el coche eléctrico?
El coche eléctrico es una alternativa real, y con real me refiero a que ya está en las calles, a los motores de combustión interna tradicionales. Teniendo en cuenta que las emisiones de CO2en marcha son nulas y que la contaminación acústica se reduciría en algunos órdenes de magnitud, las ciudades se convertirían en futuristas remansos de paz, donde las gentes caminarían agradablemente mientras el tráfico pasa, sibilante, alrededor suyo.
Pero desde esa visión un tanto futurista y teatral hasta la realidad de ese suceso queda un buen trecho. Y ese trecho está formado por una serie de hitos que deben alcanzarse de forma que consigamos, si es posible, disfrutar de un mundo ecológico y sostenible, sin renunciar a la conducción, ¡claro!
Siempre que hablamos de los retos del coche eléctrico solemos pararnos en dos puntos que creemos principales: el precio de los coches en sí, y la cantidad de puntos de recarga, los suficientes como para no padecer ansiedad por la (discreta) autonomía. Pero no son los puntos más importantes, no señor.
La red eléctrica y la limpieza en la producción eléctrica
Hay dos retos muy importantes para que el coche eléctrico pueda ser real, es decir, que se generalice y esto empiece a rodar. El primero es que hay que saber si la red eléctrica está preparada para una alta demanda de carga de baterías en coches eléctricos. Cuando digo alta no quiero decir que se sumen 10 coches al vecindario: quiero decir que se sustituya el 50% de coches del lugar por eléctricos.
La red eléctrica soporta ya una carga interesante, piensa en la cantidad de electricidad que consumes a diario en casa, y hazte a la idea de la demanda que se requiere a una central. Ahora, imagina que cada coche eléctrico demanda a la red el equivalente a tres hogares mientras se recarga. ¿Crees que la red eléctrica está preparada? No, en líneas generales. Hace falta actualizar esa red y asegurar que las demandas de pico se servirán sin problemas.
Eso significa que, en primer lugar, habrá más demanda eléctrica. Y eso implica que habrá que producir más electricidad, y si el método es contaminante (como lo es en muchos casos), el conjunto de emisiones a la atmósfera será igual o mayor que ahora, a pesar de que el coche eléctrico en movimiento efectivamente no “emita” CO2. La electricidad deberá producirse de forma “limpia” y eso, señores, es algo costoso hoy en día, pero algo necesario si queremos llegar a conocer aquélla utopía que comenté hace unos párrafos.
Lo cierto es que los coches eléctricos de dentro de dos o tres años demandarán menos potencia de pico a las centrales eléctricas que hoy en día, pero eso solo será posible si el mercado y la tecnología evolucionan de la mano. Al menos ahora ya sabemos que no solo son el precio y la cantidad de electrolineras los que determinen el despliegue de esta tecnología, sino que también hemos de mirar a la capacidad de la red eléctrica, y a la limpieza con la que se genere la electricidad.
Ah, se me olvidaba. Otra preocupación para los eléctricos está en otras formas de movilidad, como por ejemplo el aire comprimido, la pila de hidrógeno,… Pero esa es otra historia.
Fuente Blog de Citroen
